Al ser mujeres de manada, nos sentimos profundamente cautivadas. Es sutil, tranquila y acogedora como la sensación misma de pertenecer a una manada. El manejo del musical es único en su imprevisibilidad pero logra encadenar la atmósfera y el ritmo genuino de una historia que conmueve, confronta y nos regala la promesa de un mundo distinto a través de Derick.

El tono irónico nos recordó un poco a Tillsammans. Es un reflejo de quienes vivimos la marginalidad en Abya Yala, más nos enlaza con esos sueños y motivaciones que siempre abundan para re-existir. Sentimos el apañe amistoso y solidario frente a lo cotidiano, además de que hay una poderosa evocación del autocuidado y un llamado contundente a abrazar nuestras niñeces dejando tanto adultocentrismo.